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El Jetraid Brasil 2009 no va a pasar a la historia por ser el más apoyado por las instituciones en las doce ediciones que se han disputado. Tampoco por ser el Jetraid del sol radiante y la climatología perfecta para montar en moto de agua. Este Jetraid, el que está a punto de acabar, será recordado por la competitividad y la igualdad. Esa son las reglas del juego, hay pilotos que navegan muy bien en sus campeonatos nacionales y aquí son absorbidos por las circunstancias.

Menos Pastorello, que tampoco tiene el título en el bolsillo, nadie ha sido superior a los demás. Ni siquiera él puede lanzar las campanas al vuelo porque una rotura de su moto o un accidente pueden dejarlo en la calle. El Jetraid es una aventura, un sueño, pero también una competición en la que todos quieren ganar.

Los pilotos que han venido a Brasil 2009 y que buscaban unas vacaciones tranquilas tomando el sol como si estuvieran en un crucero, lo han pasado mal y se han chocado frontalmente con la realidad. En el Jetraid se come rápido, se duerme poco y los agentes externos (los mosquitos, las tormentas tropicales o el fuerte calor y humedad) son parte del juego. Es una carrera que no debe morir, que debe seguir existiendo y en la que belgas, franceses, brasileños, uruguayos o chilenos, entre otros, comparten las camas de hotel llenas de incomodidades, horas nocturnas de trabajo en las carpas de la playa o el escaso caudal de agua de las duchas. Ése es el Jetraid que nos gusta a todos, la aventura más cosmopolita del planeta.

Hasta el banderazo final

La última etapa que se disputará en Bertioga puede tener momentos no aptos para cardíacos. Si Pastorello puntúa en alguna de las dos pruebas de la última etapa, habrá granado por segundo año consecutivo. Su mirada asesina cuando va encima de la moto lo dice todo: es un ganador. Le saca 117 puntos a Sylvaine, segundo clasificado, y este domingo hay 180 en juego. Hasta la pareja murciana Vivanco-Sáez, puede alzarse con el título final si les sale un día redondo. Todo lo que viene por detrás también está por decidir.

Desde el belga Sylvaine y los supervivientes del equipo Solamed-Mundobike, hasta la pareja formada por Moss y De Wispeleare, séptimos, sólo hay 40 puntos. Entre ellos, pueden variar las posiciones. Y, además, con puntuaciones que están en un pañuelo. Vivanco y Sáez están a sólo dos puntos de entrar en el tercer escalón del cajón.

En cuanto a la etapa de este sábado, Vivanco y Sáez han aumentado ligeramente tras la neutralización del segundo tramo. Pero eso vale para poco si las mecánicas hoy no respetan a los que van en cabeza. La última etapa que tendrá como centro neurálgico en Bertioga, tendrá río y océano atlántico. La clave será encontrar en el paso del río un camino seguro con la profundidad necesaria para no romper la turbina con la arena. La playa de Bertioga será escenario de una Endurance de 45 kilómetros sin repostaje en el que alguna moto perderá sus opciones de subirse al cajón.