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Seis embarcaciones pugnan, al término de la segunda jornada del XXV Campeonato de Pesca de Altura de Puerto Rico, por alzarse con el máximo trofeo, la escultura en bronce de un Marlin que, a partir de la edición de este año, será la enseña de los ganadores de este campeonato.

Si el primer día fueron el Naiss, Black Marlin y North Shore los afortunados que, por ese orden, consiguieron el marcaje de sendos ejemplares, en esta segunda jornada se sumaron al palmarés el Ibo, patroneado por Alfonso Torrego y con Rubén Alonso como responsable de la captura, el Dorado, de Roberto Déniz, y el Grauvell-Lydya, de Miguel Rodríguez, en el que José Antonio Moreno fue el responsable de la captura efectiva.

Este último es, sin embargo, el protagonista de todos los comentarios en la carpa del campeonato, donde se encuentra ubicado el control de la competición, así como el stand de pesca, ya que el Grauvell-Lydya estuvo a punto de dar un salto importante en este ranking, pasando del sexto al primer lugar sí, tras haber marcado y soltado la primera pieza a las 12:53 horas, hubiera logrado subir a distancia de bichero una pieza, capturada apenas una hora más tarde.

Pero la mala suerte se volvería a cebar con la tripulación del Lydya al contar con una tercera captura, que logró marcar, pero que no pudo ser computada por haberse iniciado la captura apenas dos minutos más tarde del plazo límite para el levantamiento de liñas.

Una mala suerte que también ha tocado a uno de los responsables de la organización del campeonato, Paco Flores, quien en el momento de acudir en ayuda de un enganche tuvo un percance que obligó a su embarcación, La Cañita, a volver a puerto de manera anticipada con el fin de poder prestarle atención sanitaria de urgencia, sin que se conozca por el momento el alcance real de la lesión.